Son instantes arduos, duros de engullir.
Pasan las horas, que acumulan fardos
y haciendo círculos gira el mundo vicioso.
El laberinto lame mis pies en lo oscuro...
No es un dolor soluble en agua salada.
¡Pena indisoluble a cualquier catarsis!
Amarga píldora hecha para tragarse a secas.
Y solo la disuelve un estómago de avestruz.
Entonces resolví enterrar viva esa agonía...
hice de cuenta que era a penas una pesadilla.
¡Ah! ¡ Congoja sin geografía, no se encuentra!
Cruza rayas de la anatomía, en el alma se fija.
Rosemarie Schossig Torres