
¡Faltaban
apenas cinco pasos
y te
abrirías para mi, Parnaso!
Pero yo
me asusté; sentí frío.
Solté
regla, compás; escalofrío.
Codicié
la poesía pies en el barro;
cantoría
de ciego en viejo guitarro;
escribir
a la musa rota de la esquina,
noctámbula
en búsqueda de propina.
Y corrí
del verso parnasiano, selecto,
cual
contador que huye de lo incorrecto.
Como el
diablo, que corre de la cruz...
Yo
quise, cual murciélago, huir de la luz.
Abracé
las tinieblas del verso tanteado;
inexacto;
trémulo; apenas balbuceado.
En esa
cuerda floja estoy equilibrista.
¡Que
del pozo de la catarsis salga artista!
Rosemarie
Schossig Torres