Dos caminos diferentes,
como paralelas avenidas.
Dos destinos tangentes,
cruzados en el medio de la vida.
Son dos atisbos casados
en la luz de una misma providencia.
Dos momentos enlazados
en una esquina de la existencia...
Son como palabras que riman
En una estrofa, haciendo la poesía.
O sonidos en diapasón que afinan
para componer, juntos, melodía.
Mas ¿quien sabe no existe predestinación?
Tal vez sea apenas broma, diablura
del acaso… Con una risa de niño burlón
arquitecta, ladino, su travesura.
Rosemarie Schossig Torres