Piso los umbrales de más un día
que se encierra; misión cumplida.
En la puesta, el sol en la decida…
Del horizonte, bosteza, en atonía.
Colores mudan; cuadro cambiante.
Hasta el alma, en poniente, atardece.
Preámbulo del crepúsculo aparece.
Noche prepara la entrada, triunfante.
En la mente, cual retrovisor, danzan
las veredas que rodé; puedo rever
las penas, que resolví, sin sufrir.
Las otras, suspensas, descansan.
Arrellanada en los rayos ya sin color,
el paisaje oscurece y nueva veste…
va ataviando, del leste hasta al oeste.
El toque de recoger suena en langor.
Y de repente el cielo es nuevo campo.
La tiniebla pide atención en la zaga.
Flores sumen; seres de la oscuridad
vienen, con estrellas y luciérnagas.
Madrugada hará su estreno, yo sé.
Y el escenario otra vez se modificará.
En dirección al amanecer todo irá.
Naturaleza, impasible sigue su ley.
Rosemarie Schossig Torres
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