No sé como, ni cuando, adquirí la mala costumbre de traducir mis poemas al español. El vicio de inclinarme sobre los versos y traducirlos también es una forma de llamar las musas, que por veces desaparecen aburridas conmigo. Quizás se van atrás de un poeta con más recursos que yo o como dicen por ahí, ‘’se van…con EL NANO…’’

...Ahora estamos con nueva página en el BLOG, colgando periódicamente poetas consagrados, aún no decidí cuando cambiar de poeta. Espero que disfruten!

Dejo el link para facilitar su ubicación:

sexta-feira, 30 de dezembro de 2011

Fiel Seguidor







Usted tiene nombre tierno
tacto de las rosas
mar de eterna espalda y abierto fuego

Y te llamo vida mía
Evocando tú aroma táctil
Bordeando el océano cálido, esencia tuya

Donde tus manos tienen los colores
de la poesía
textura viva de las palabras perfectas

Bebo la miel pura de tus versos
Verbo inmenso
borrando el sonido de todas las cosas

y cuando se oye el tocar de tu nombre
en los días,
entonces sabemos que el fulgor de las estrellas
nos acompaña…

Pues tú eres como la blanca luna
el eco de tu voz atrae las constelaciones
y yo, en el rastro de tu láctea vía
soy tu más fiel seguidor

Rogério Germani  y Rosemarie Schossig Torres


segunda-feira, 19 de dezembro de 2011

Esqueletos En el Armario



¿Que  puedo hacer con ese osario ?
Amontonado de esqueletos viejos,
acechándome de dentro del armario;
fantasmas al otro lado de los espejos.

Y por el polvo que el suelo archivó,
hay pedazos de delirios esclerosados;
meros devaneos que la piel ya jubiló.
Simulacro de mis placeres pasados...

Hoy son a penas desmontes, suciedad.
Recuerdos que guardo en cautiverio.
Revelan ''un yo'' que perdió la validad.
Imposible rescatarlos del cementerio.

¿Como alivio el peso de los hombros?
Meros restos de mí, ya tan dañados.
Son solamente una pila de escombros.
Vivo manietada a tesoros oxidados...

Cadáveres de ideas, solo pura hojalata.
Y ya ni reconozco mi propia sombra.
La reciclaje es una ocupación ingrata.
Un cruel desaliento que me asombra.

Rosemarie Schossig Torres

quarta-feira, 14 de dezembro de 2011

Canción De Cuna Para Una Rosa




La rosa se despeina al viento.
Cabellera agitada en el aire glacial.
Cual rubras centellas, sus melenas,
caen en procesión.
Sin sangre en las venas, un filón
de pétalos rojos, sin aliento,
visten color invernal.
Rosa lívida en trajes de azucena.

Gota a gota fue desangrando
la savia en torrente carmín.
El mundo está en anarquía,
vergel convertido en desierto;
corazón a cielo abierto.
Oyese una voz clamando:
que resucite el jardín.
Rosa anémica, perdió la lozanía.

Plantada en el medio de la nada,
con sus espinas (nadie más tiene),
ella comparte amarguras de flor.
Pronto esa tristeza desvanece.
Un dulce canto que enardece,
la hace sentirse arrullada
y duerme como un nene.
Rosa acariciada recupera el color.

Abre los ojos. Ve su nuevo amigo,
ave sin techo, ni cobertura.
Aún implume, pájaro perdido,
que trae en sus alas una canción,
y en la garganta, un sol, rincón
donde el alma encuentra abrigo.
De los pétalos caídos, con ternura
la Rosa feliz le hace un nido.


Rosemarie Schossig Torres

quinta-feira, 8 de dezembro de 2011

Distinto Cielo


Mis ojos se afligen, doloridos,
con la visión de tantos temporales.
En las vidrieras del alma suenan gemidos,
mancillas; son astillados ventanales.

Tal vez culpa de esa vida harapienta,
de tez amarillenta; utopías sumergidas,
como barca encallada en isla cruenta,
donde hechos y sueños van vías invertidas.

¿Quien sabe no estaría viendo errado?
Quizás la miopía mía no sepa mirar...
y entre las nubes quepa un otro hado;
estrella nueva para distinto cielo inaugurar.

Rosemarie Schossig Torres

sábado, 3 de dezembro de 2011

Jardín Sideral


                                                                                      

















Veo en un jardín sideral, 
la radiación de misterioso astro.
Estrella voraz, luz mortal...
Admiro su eclipse de alabastro.

Quiero los chafarices brillantes,
géiseres de ácido, sulfurados,
de alegría fugaz, diamantes,
quemando los ojos, ofuscados.

Navego por la bóveda celeste
de planetas yermos
y visito el desierto agreste,
lar de duendes enfermos.

En este  mar muerto,
campo santo de tíbias y calaveras,
osario de piratas; último puerto,
anclo mi corazón sin fronteras…

Y comparto copas de ponzoña acre
con fantasmas de ideas;
sueños extintos en una masacre,
quimeras heridas, llenas de morfeas.

Vagueo por una galáctica nación...
La multitud me ignora;
prefiero la compañía de la soledad,
amiga, que me adora.

Rosemarie Schossig Torres