Llamo el sueño evocando el mar.
Y duermo en un azul de placidez...
En su imaginario arrullar,
que acuna un dormir en liquidez.
Yo amanezco aún sumergida
en el delirio; la almohada al lado…
Son olas; siguen fluyendo vida.
En la iris el sueño ya casi acabado.
En esas ondas, despierto atontada.
El pulsar del océano sigo oyendo.
Memoria viva de manos mojadas.
La playa continúa ahí me sonriendo.
En los pies: la arena en suave velo,
espuma de ese placentero desatino,
cual sábana suave; piel de terciopelo.
El frenesí va en olas, como vino...
Rosemarie Schossig Torres
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