Resucité
en la hora errada.
Y el
cielo iba conmigo llorando.
No era
el amado me despertando.
Solo
besos del aire, más nada.
¿Era la
voz del amor correspondido
que
llegó de lejos a mi oído?
No.
Mero eco del viento, que murmura.
Un
céfiro haciendo más una travesura.
Amanecí
con el alma renovada
Renaciendo
con la alborada
Me
sentí como yo fui otrora,
Sin
esta melancolía de ahora.
¡Espejismos
del corazón!
Que
inventó este nubarrón
Para
descomponer tras su bruma
Todo el
dolor en blanca espuma.
Sigo
adelante entre triste e alucinada
Mi
trayecto es piedra y almohada.
Por el
hábito de la fuerza: peleo.
Por
ánsia de soñar: aleteo.
Rosemarie Schossig Torres
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