
Préstame tus ojos niña
para que yo vea el mundo,
con las quimeras que soñé ayer.
Traiga de vuelta mi barco...
Aquel de las ilusiones perdidas.
Entonces, por un instante,
volaré al pasado
liviana, como alas de libélula,
casi sin equipaje,
viajaré suelta en el aire...
Y desnuda del camino áspero,
de las maletas de recordaciones,
dejaré los fracasos enterrados
en el fondo del espejo...
¡Ayúdeme pequeña!
A descalzar las botas de plomo,
que me prenden a este desierto...
Solo necesito de un minuto de ti,
para después, poder volver.
Quiero penetrar en tu horizonte
y renovar el oxígeno
de mis molinos de viento,
viejos tesoros perdidos.
Pudiera retornar al mismo cielo
de mis vísperas...
¡Que falta hace aquella estrella!
Cayó en el mar como un cometa,
llevando todos los sueños,
que hoy son náufragos.
Rosemarie
Schossig Torres
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